En 2025, el sector agroalimentario mexicano ha demostrado una solidez notable, impulsado por el incremento de las exportaciones y la reducción de importaciones. Esta tendencia ha catapultado el superávit comercial a niveles históricos, superando barreras económicas y climáticas. El siguiente análisis examina las cifras clave, la dinámica del sector, su impacto en la economía y los desafíos que enfrenta.
Durante el primer trimestre de 2025, el saldo acumulado de la balanza agropecuaria y pesquera alcanzó 2,017 millones de dólares. Si sumamos la balanza agroindustrial, el superávit total de la balanza agroalimentaria llegó a 3,184 millones, la segunda cifra más alta en cinco años.
En febrero de 2025, el sector reportó un superávit récord en 31 años de 2,203 millones de dólares, al registrar 9,351 millones en exportaciones y 7,148 millones en importaciones. Este progreso representó un aumento de 36.3% frente a 2024, resultado de un crecimiento del 1.8% en exportaciones y una reducción del 5.5% en importaciones.
A pesar de una caída del 2% en exportaciones en abril, la balanza agroalimentaria acumuló un superávit de 4,130 millones, gracias a la reducción en importaciones.
Tras la sequía de 2023, el sector agrícola ha mostrado resiliencia, recuperando niveles de producción y exportación. La variabilidad climática obligó a los productores a adaptar técnicas y cultivar mayor diversidad de especies.
El primer descenso en exportaciones agroalimentarias (-2.1%) desde marzo de 2015 se atribuye en parte a las amenazas arancelarias de Estados Unidos, principal socio comercial. Productos como cerveza, berries, tequila, tomate y carne bovina sufrieron descensos de hasta 13%.
Por el contrario, el aguacate destacó con un crecimiento del 29.7%, alcanzando 1,664 millones de dólares en exportaciones durante abril. Este fruto consolidó su posición como producto estrella del sector agrícola.
La oferta exportable mexicana se concentra en una serie de productos tradicionales, aunque ha diversificado su cartera en los últimos años. A continuación, se presentan los principales bienes:
Estados Unidos sigue siendo el destino prioritario, aunque hay esfuerzos por diversificar mercados hacia Europa, Asia y Medio Oriente.
Las exportaciones agrícolas generan divisas económicas fundamentales que fortalecen la posición financiera nacional. Estos recursos permiten inversiones en infraestructura, desarrollo rural y mejora de cadenas productivas.
En América Latina, las PyMEs representan solo el 13% de los exportadores. Potenciar su internacionalización podría ampliar el efecto positivo de las exportaciones en la balanza comercial y generar más empleo en zonas rurales.
El sector enfrenta incertidumbre en políticas arancelarias, cambios en la demanda global y retos climáticos. La volatilidad de precios internacionales también puede afectar el ingreso de los productores.
Pese a estos desafíos, la diversificación de productos y destinos, junto con inversiones en tecnología, prometen sostener el crecimiento de las exportaciones agrícolas en el mediano plazo.
En la región, países como Perú también han experimentado incrementos en sus exportaciones agrícolas, con un crecimiento de volumen del 3.4%. Esta tendencia refleja una mayor diversificación de cultivos y mercados.
La cooperación regional y los tratados de libre comercio han abierto oportunidades para compartir mejores prácticas, estándares fitosanitarios y cadenas de valor integradas, beneficiando a todos los socios.
Las exportaciones agrícolas se posicionan como pilar de estabilidad económica para México, compensando déficits en otras ramas productivas. La recuperación tras la sequía de 2023, el récord histórico de superávit y la diversificación de mercados confirman la fortaleza del sector.
Para mantener este impulso, es esencial fortalecer el financiamiento a PyMEs, ampliar la diversidad de productos y gestionar riesgos climáticos y comerciales. Solo así, México podrá consolidar su liderazgo agroexportador y asegurar un crecimiento sostenible en el futuro.
Referencias