El sector industrial inmobiliario vive una etapa de transformación. Tras años de expansión acelerada, hoy se perfila una fase de estabilización tras un ciclo de expansión donde la oferta y la demanda comienzan a equilibrarse.
La industria logística y manufacturera se enfrenta a nuevos retos: mayor selectividad de los ocupantes y la exigencia de instalaciones modernas. Estas requieren tecnologías verdes y espacios flexibles capaces de adaptarse al ritmo de un comercio global cambiante.
En 2025, el mercado global industrial muestra signos de madurez. Las actuales tasas de vacancia, aunque ligeramente superiores, no han impactado el alza de rentas, indicador de una oferta aún restringida en localizaciones estratégicas.
El nearshoring y la relocalización industrial influyen en la dinámica de los grandes centros logísticos, impulsando la creación de parques industriales altamente amenizados que integran sistemas de energía renovable y servicios para el bienestar de los trabajadores.
La sólida demanda se refleja en cifras recientes de Estados Unidos. La vacancia alcanzó el 6.7%, pero los alquileres industriales no disminuyeron. Por el contrario, el precio nacional promedio de ventas subió a $129 por pie cuadrado, un aumento del 62% desde 2019.
En Chicago, los precios crecieron un 40% en el mismo período, pese a la incorporación de 125 millones de pies cuadrados de nueva superficie. La absorción neta en 2024 se situó en 170.8 millones de pies cuadrados, la más baja desde 2011, afectada por las tasas de interés elevadas.
Para 2025 se proyecta una absorción de 156.4 millones de pies cuadrados, con un repunte esperado en la segunda mitad del año. Si la economía mantiene su robustez, 2026 podría cerrar con 224.9 millones absorbidos.
Los fondos de inversión institucionales encuentran en este segmento un refugio de rentabilidad y resiliencia. A continuación, algunos de los motivos principales:
En este contexto, la prioridad recae sobre espacios industriales de clase A ubicados en mercados logísticos primarios, donde las bases de demanda permanecen sólidas.
Las tendencias macro se entrelazan con dinámicas locales. Estos factores profundizan el atractivo para grandes inversores:
Estos elementos obligan a los desarrolladores a elevar sus estándares y a los inversores a analizar la idoneidad de cada activo con lupa.
A pesar de las oportunidades, existen desafíos que deben considerarse:
La posible tensión en las políticas fiscales y la incertidumbre macroeconómica global pueden incrementar la volatilidad. Por ello, los grandes fondos aplican estrategias de diversificación geográfica y sectorial.
Además, en ciertos mercados la sobreoferta de nueva construcción genera presión sobre las rentas y puede retrasar la absorción de espacios. Mantener un balance adecuado entre desarrollo y demanda real es clave para sostener la salud del mercado.
Latinoamérica asoma como un destino atractivo para la diversificación de portafolios. En particular, Argentina:
De superarse desafíos macro locales, la región podría atraer un volumen significativo de inversiones en activos industriales especializados.
El real estate industrial se proyecta como un pilar esencial del portafolio de grandes fondos de inversión. Los fundamentos de demanda, junto al equilibrio entre oferta y vacancia, generan un escenario de crecimiento sostenible y oportunidad.
La integración de criterios ESG y la digitalización de procesos operativos seguirán alzándose como exigencias del mercado, consolidando la profesionalización del sector y elevando los estándares de calidad.
En este camino, la colaboración entre actores públicos y privados, el desarrollo de infraestructuras de transporte y la formación de capital humano serán piezas clave para asegurar el éxito de proyectos industriales en cualquier región.
En definitiva, 2025 marca el inicio de una década en la que el real estate industrial demostrará su capacidad para adaptarse, innovar y ofrecer rendimientos sólidos, respondiendo a las necesidades de una economía global en constante transformación.
Referencias