La energía renovable ya no es una promesa lejana, sino una realidad que está reconfigurando la manera en que producimos y consumimos electricidad.
Con cifras recientes de organismos internacionales, podemos afirmar que estamos ante una revolución energética sin precedentes capaz de generar beneficios económicos, sociales y ambientales.
Las proyecciones de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) indican que, para 2025, la producción mundial de electricidad a partir de fuentes renovables alcanzará el 35% del total, superando por primera vez al carbón en la generación eléctrica.
Este salto significativo se explica por un crecimiento anual de la demanda eléctrica del 4%, de los cuales el 75% será cubierto por instalaciones renovables, especialmente solar y eólica.
En 2023, la capacidad renovable global creció en casi 510 GW, marcando un récord histórico de adiciones de capacidad por 22 años consecutivos. Esta tendencia ascendente prepara el terreno para alcanzar un 42% de generación renovable en 2028 y hasta un 67% para 2050.
La expansión de las energías limpias no es casualidad, sino el resultado de diversos elementos convergentes:
Estas dinámicas han permitido que regiones como Europa, Estados Unidos y Brasil lideren las nuevas instalaciones, mientras que China reporta el ritmo de crecimiento más acelerado. Asimismo, Medio Oriente y África comienzan a emerger gracias a la disminución de costos y la adopción de políticas de incentivo.
El despliegue masivo de renovables ha cambiado la composición del mix energético global:
• En la Unión Europea, es probable que las energías limpias superen a las fuentes fósiles en la generación eléctrica durante 2024, con un 50% de electricidad procedente de renovables.
• El auge de la digitalización y la electrificación de la economía, como el desarrollo de centros de datos y la movilidad eléctrica, refuerza la demanda de energía limpia.
De cara al futuro inmediato, la capacidad instalada alcanzará niveles sin precedentes:
Pese a los avances, aún existen desafíos que requieren atención prioritaria:
Adicionalmente, la integración de altos porcentajes de renovables exige modernización de redes, almacenamiento masivo y sistemas de gestión inteligente.
La transición energética no solo responde a la emergencia climática, sino que ofrece múltiples beneficios:
Casos destacados incluyen:
• China, que añadió más de 300 GW renovables en 2023, impulsada por planes nacionales de descarbonización.
• La Unión Europea, con su Pacto Verde, que alinea inversiones y objetivos climáticos en todos sus Estados miembros.
• Brasil, que aprovecha su enorme potencial hidroeléctrico y está incrementando inversiones en solar y eólica.
Para consolidar estos avances y evitar retrocesos, es esencial impulsar:
• Políticas de largo plazo con objetivos vinculantes de reducción de emisiones.
• Mecanismos de financiación que reduzcan el costo de capital para proyectos renovables.
• Cooperación internacional para transferir tecnología y buenas prácticas a regiones rezagadas.
• Programas de formación para desarrollar talento en energías limpias y gestión de redes.
El avance de las renovables ha trasformado la matriz energética global y demuestra que un modelo bajo en carbono es viable y deseable.
Superar los desafíos técnicos, financieros y políticos requiere voluntad colectiva, colaboración público-privada y el impulso de la sociedad civil.
Estamos en un punto de inflexión histórico: adoptar las energías limpias es no solo una obligación ambiental, sino una oportunidad de crecimiento y progreso para las generaciones presentes y futuras.
La transición energética está en marcha. Ahora depende de nosotros impulsar este cambio hacia un mundo más justo, próspero y sostenible.
Referencias